Estudiados y
analizados otros documentos, hoy volvemos a hablar de Blas de Lezo.
Habiendo
surgido ciertas diferencias con la república de Génova, España estaba resentida
por la conducta observada por aquel estado, y no de acuerdo con sus
procedimientos, el general Lezo, por orden superior, se personó en aquel puerto
con seis navíos y exigió, como satisfacción, que se hiciesen honores
extraordinarios a la bandera real de España y que se restituyese inmediatamente
la plata que se retenía. Mostrando el reloj a los comisionados de la ciudad que
buscaban el modo de eludir la cuestión, fijó un plazo, transcurrido el cual la
escuadra rompería el fuego contra la ciudad. Ante esta decidida actitud se hizo
el saludo pedido y se transportaron a bordo los dos millones de pesos fuertes,
pertenecientes a España, que tenía guardados el banco de San Jorge. De tal
cantidad se envió, por orden del rey, medio millón para el infante don Carlos y
el resto fue remitido a Alicante para sufragar los gastos de la expedición que
se alistaba para la conquista de Orán.
En esta jornada
arbolaba su insignia, el general Lezo, en
el navío Santiago, ejerciendo
sus funciones de segundo jefe de la escuadra mandada por el teniente general
Francisco Cornejo. Ésta estaba compuesta de 12 navío de guerra españoles, 2
bombardas, 7 galeras de España, 2 galeotas de Ibiza y 4 bergantines
guardacostas de Valencia. En 15 de junio salió la expedición de Alicante para
Orán, llegando el 28 a esta plaza. La escuadra española escoltaba a una
expedición de tropas mandada por el conde de Montemar, veintiséis mil hombres
llevados en 535 buques transportes. Se verificó el desembarco en la cala de
Mazalquivir, protegido por el fuego de los buques; José Navarro, entonces
capitán de navío, comandante del Castilla,
mandaba las embarcaciones menores “como más antiguo capitán”. Se atacó a
Mazalquivir y cuando lo vieron tomando los defensores de Orán, abandonaron la
plaza rodeada de murallas y guardada por cinco castillos. Una vez ocupada
Orán y convenientemente guarnecida, Lezo
regresó a Alicante escoltando 120 embarcaciones de transporte. Terminadas las
operaciones sobre la costa africana, se dirigió la escuadra a Cádiz, donde
entró el 2.9.1732.
Las potencias
berberiscas, alarmadas con la toma de la plaza de Orán, se coligaron para
reconquistarla, atacándola por tierra y bloqueándola por mar. Con este motivo
salió Lezo, con los dos navíos que en Cádiz estaban más preparados, el Princesa y el Real Familia, a los que se unieron después otros cinco. Levantó el
bloqueo y metió en la plaza los necesarios socorros, dedicándose después a
dispersar a la fuerzas navales enemigas. Determinó aniquilar a la capitana de
Argel, un buque de 60 cañones; lo encontró y empezó a batirlo, pero los
argelinos huyeron con fuerza de vela, perseguidos por Lezo, refugiándose en la
ensenada de Mostagán, defendida por dos castillos a la entrada y por una fuerza
de cuatro mil hombres que acudió de las montañas vecinas al darse la alarma.
Entró Lezo tras el navío, a pesar de los disparos de los castillos y de los que
se le hacían de todas partes, y, echando al agua lanchas armadas, prendió fuego
a la tan bien protegida capitana de Argel.
Esta acción de
la mayor intrepidez, que no podían esperar los argelinos, les alarmó de tal
modo que les hizo pedir socorro a Constantinopla. El general Lezo al saberlo,
tras reparar ligeramente sus barcos, en Alicante, pasó a cruzar desde Galita
hasta el cabo Negro y Túnez, a la espera del socorro solicitado, para batirlo.
Permaneció en el mar 50 días hasta que una epidemia infecciosa, originada por
la corrupción de los alimentos, le obligó a regresar a España, tocando antes en
Cerdeña para hacer nuevos víveres en la cantidad necesaria para poder llegar a
Cádiz. Tuvo, no obstante, que entrar en Málaga donde dejó gran número de
enfermos, entre ellos el guardiamarina Jorge Juan que con tan buen maestro como
Lezo hacía sus primeras armas. También llegó Lezo enfermo de gravedad a Cádiz.
El rey le manifestó su aprecio y como recompensa a los distinguidos servicios
le promovió a teniente general el 6.6.1734.
Desempeñó la
comandancia general del departamento de Cádiz; al año siguiente (1735) fue
llamado a la corte y, ya de regreso en el Puerto de Santa María, en 23.7.1736,
fue nombrado comandante general de una flota de ocho galeones y dos registros,
que escoltados por los navíos Conquistador
y Fuerte habían de despacharse para
Tierra Firme. Salió con su flota el 3 de febrero de 1737, llegando a Cartagena
de Indias el 11 de marzo, quedando de comandante general de aquel apostadero,
tan importante para la defensa del mar de las Antillas. En noviembre de 1739,
ya declarada la guerra con Inglaterra, tuvo noticias que en Jamaica se estaba
alistando una importante expedición con fuerzas de desembarco que llegaban de
Europa. Jamaica fue el punto de partida en diferentes ocasiones, de ataques a
los puertos españoles: La Habana, Portobelo y el castillo del río Chagres,
entonces éste navegable, y constituyendo parte de la vía de comunicación del
Atlántico con la ciudad de Panamá y el mar del Sur. (continuará)
¡Felices
fiestas a todos! ¡FELIZ NAVIDAD!
No hay comentarios:
Publicar un comentario