martes, 5 de marzo de 2013

VELAS Y VIENTOS, VIENTOS Y VELAS (XIII)


Roto casi el navío / a vuestro almo reposo,  /  huyo de aqueste mar tempestuoso.
En el fascículo XII hablábamos de Th. Cano o Tomé Cano, marino y navegante español de los siglos XVI y XVII, nacido en las islas Afortunadas. En el XIII ampliamos datos de su vida. Cano navegó durante más de cincuenta y cuatro años. Fue capitán ordinario del rey. Por sus méritos se le eligió diputado de la Universidad de Mareantes de Sevilla, y como tal, en 1608, dirigió memoriales al rey, pidiendo gracias para pilotos, marineros, carpinteros y calafates. Formó parte de las juntas periciales de la Carrera de Indias, en las que empleaba las naos de su propiedad. Por orden de los consejeros de España e Indias escribió una importante obra dedicada al almirante Brochero, figura naval preeminente de la época: Arte para fabricar, fortificar y aparejar naos de guerra y marchantes, con las reglas de arquearlas, reducido a toda cuenta y medida, y en gran utilidad para la navegación, Sevilla 1611. En esta obra se queja de la decadencia de la marina española que en 1586 tenía más de mil de alto bordo, pertenecientes a particulares: 200 de Vizcaya iban a Terranova a la pesca del bacalao y otras 200 de Asturias, Galicia y otros puertos, hacían la derrota de Flandes y llevaban mercaderías a los puertos franceses e ingleses. Esta obra fue considerada de gran utilidad, siendo adoptada por los directores de las fábricas reales, que la calificaron como de ser “la primera forma de fabricar reducida a reglas que hasta la fecha se había inventado y que la hallaban cierta y verdadera, y como de persona de tanta experiencia en el arte de la navegación”. Es curioso, sin embargo, que a pesar de aprobarse las reglas y ser tan alabada fuesen condenadas las naos de propiedad de Cano, que formaban parte de la carrera de Indias y que estaban fabricadas según aquéllas. También escribió Cano un interesante comentario-relación del viaje de los Nodales. Por cierto, en otra ocasión, en otra entrega -en ésta no cabe-, hablaremos de los García... De los hermanos García de Nodal, quiero decir. Los Nodales, Gonzalo y Bartolomé, marinos y navegantes gallegos nacidos en Pontevedra.    
También ésta me parece escasa, corta, exigua. Piensa, hombre, piensa. ¿O es que no tienes neuronas ni meninges?



¡Ah! Sí... Cazar, en Maniobras, es cobrar o tirar de las escotas de las velas para orientarlas o presentarlas al viento una vez han sido amuradas, maniobra que se expresa con las frases cazar la escota o cazar la vela. También es extender cuanto se pueda el pujamen de una vela cuadra y sujetar sus puños con los escotines a los penoles de la verga inmediata inferior. Asimismo halar de un cabo, de una lona, de un remo, etc. también es cazar. Cazar, además, es dar caza o alcanzar a otro buque. Son frases marineras: Cazar a besar es cazar el máximo; cazar a ceñir es halar de las escotas todo lo que se pueda, antes de bolinear el aparejo a ceñir; cazar ambas escotas es navegar en popa cerrada; cazar y atracar es arranchar (cazar bien una vela o escota, o ceñir mucho el aparejo). Y en muchas otras locuciones, como cazar a popa, cazar e izar las gavias, cazar e izar sobremesana, cazar e izar velacho, cazar escota, cazar foque a babor. cazar foque a estribor, cazar la cangreja, cazar la escota, cazar las velas, cazar la mesana, etc., etc., etc.
“¡Pobre barquilla mía, / entre peñascos rota, / sin velas desvelada, / y entre las olas sola!” 

VELAS Y VIENTOS, VIENTOS Y VELAS (XII)


 “¡Muy graciosa es la doncella, / cómo es bella y hermosa! / Digas tú el marinero / que en las naves vivías, / si la nave o la vela o la estrella / es tan bella.”                             
Hay una palabra de origen portugués –serviola- que tiene dos acepciones o significados. Ahí va la primera o el primero. En las embarcaciones o antiguos buques de casco de madera, serviola era un grueso, robusto o fuerte pescante que salía de las bordas del castillo hacia fuera por una y otra banda, con tres cajeras y sus correspondientes roldanas de bronce, y una gran pasteca en cada lateral de popa, en unos buques, o en la de proa, en otros, para suspender las anclas desde que el arganeo (grillete o argolla montado en el extremo de la caña del ancla para unirle la cadena, cabo o cable) llegaba a la superficie del agua, a fin de ponerlas en su lugar cuando se fuese a largar el aparejo, o mantenerlas apeadas y prontas a dejarlas caer cuando fuera a dárseles fondo. En un tiempo era levadiza o de quita y pon, y servia para una y otra banda.



 Ahora la segunda o el segundo. Si para escribir La vida es sueño hay que estar muy despierto, y Calderón lo estuvo en esta obra, para ejercer o desempeñar el oficio de serviola de un velero también hay que estar desvelado y despejado, porque el serviola era el marinero que estaba de vigilante. Estar de serviola era, antes, hallarse un marinero de vigía cerca del pescante que tiene el mismo nombre. Hoy se aplica a todo el que tiene un cometido de vigilancia del horizonte, confín o lejanía (lontananza, como diría un italiano), cualquiera que sea el puesto del buque donde se halle.
Y, hablando de castillos (primer párrafo)... Castillo, en Arquitectura naval, es la estructura por encima de la cubierta superior, desde el trinquete o algo más a proa, hasta la roda. Th. Cano en su Arte para fabricar... naos (1611), dice: “Castillo: es un compartimiento en la proa desde la amura al árbol del trinquete, para abrigo de la gente”. Hoy, que abundan los buques de cubierta corrida,  se entiende también por castillo la parte de la cubierta superior, desde el trinquete o lugar que le correspondería de llevarlo, hasta la roda. Castillo de popa. Antiguamente se dio este nombre a la toldilla u otra estructura semejante. En el Diario de Colón, se lee: “Puesto que el almirante a las diez de la noche estando en el castillo de popa, vido (sic) lumbre”... (Primer viaje, 11 de octubre de 1492). ¡Castillo alerta! Voz al centinela del castillo de un buque para que conteste en prueba de que no se halla dormido ni ocurre novedad.
Th. Cano era Tomé Cano, marino español de los siglos XVI y XVII, nacido en las islas Canarias, del que hablaremos en la próxima entrega o fascículo. Os lo prometo. Palabra de viejo lobo de mar...
“Tú eres la mar / yo soy la arena / que ya no voy sola / que la mar me lleva...”