La empresa que
pusieron más empeño los ingleses fue en la de Cartagena de Indias. En febrero
de 1740 tuvo el general Lezo noticias, por diferentes conductos, de las
formidables fuerzas que preparaban los ingleses para atacar a Cartagena; estas
noticias y las de varias presas que hicieron de algunos buques españoles
ricamente cargados, le forzaron a tomar precauciones extraordinarias. Situó dos
navíos en Boca-Chica, paso obligado para entrar en la rada, cerró la entrada
con cadenas tendidas por fuera de los barcos para impedir la llegada hasta
ellos de los brulotes con que pudieran atacarlos, y puso en estado de defensa
los castillos que guardaban aquélla. El gobernador de la plaza había muerto el
23 de dicho mes de febrero. El general Lezo tomó, pues, todas las disposiciones
conducentes a la defensa. Esta plaza como todas las de América, estaban muy
abandonadas. Dos condestables de la escuadra reconocieron la artillería de la
plaza y hallaron los cañones incapaces de disparar diez tiros, sin repuesto de
balas, y tan solo con 3300 libras de pólvora.
El 13.3.1840 se
presentaron ante Cartagena 8 navíos enemigos con 2 brulotes, 2 bombardas y un
paquebote; fondearon a unas dos leguas al oesnoroeste de la ciudad. Después de
reconocer la costa y tomar las sondas convenientes y establecer el bloqueo, se
acercaron las bombardas, situándose este-oeste del convento de la Merced,
empezando la ejecución de un tiro con materias incendiarias con el que quemaron
varias casas y edificios. Los cañones de
la defensa no llegaban a las bombardas con sus tiros y así continuaron éstos
haciendo fuego durante los días 18 y 19. Lezo mandó desembarcar un cañón de 18
que puesto en tierra ahuyentó a las bombardas, con sus certeros disparos. Toda
la escuadra británica levó y se retiró a Jamaica, quedando dos navíos
bloqueando a Cartagena. Hicieron los ingleses una segunda tentativa,
avistándose desde Cartagena 13 navíos y una bombarda que reconocieron la
ensenada de Barú. Lezo formó con otros dos navíos, otra segunda línea de
defensa de Boca-Chica. Viendo los ingleses esta vigilancia y preparativos,
regresaron a Jamaica, sin atacar. El 31 de octubre había llegado de España una
escuadra de 10 navíos, mandada por el general Rodrigo de Torres, que facilitó
algunos auxilios y permaneció en Cartagena de Indias hasta el 8.2.1741 que
salió para La Habana, también amenazada
por los ingleses. Se personó en Cartagena el virrey del Nuevo Reino de Granada
Sebastián de Eslava, general muy acreditado por su valor y por su inteligencia.
Entre él y Lezo tomaron las medidas, de mar y tierra, conducentes a la defensa,
si bien Eslava se encontraba reacio a ello, como acreditan las quejas que Lezo
expuso posteriormente para que por el marqués de Villadarias fuesen elevadas al
rey. Acusa a Eslava entre otras cosas de poca previsión en el acopio de
víveres, así como de que despreciaba los avisos del ataque que se proyectaba,
que a Lezo daban sus espías y que después la experiencia demostró tan
oportunos. No obstante las diferencias de apreciaciones que pudiesen haber,
obedientes ambos a las órdenes que tenían, de colaborar, en todo momento, una
vez empezó el ataque, mantuvieron una buena coordinación de esfuerzos. Lezo
puso toda su alma en la empresa e imbuyó
el mayor entusiasmo a su gente que fue la que llevó casi todo el peso en el
combate.
Las fatigas del
sitio, las consecuencias de las heridas sufridas en él y en acciones anteriores
y el sufrimiento moral, consecuencia de las diferencias con el virrey,
rindieron al fin la fuerte naturaleza de Lezo falleciendo pocos meses después.
Algunos años más tarde se concedió a la familia Lezo el marquesado de la Real
Defensa, quedando perpetuada de este modo, sus hazañas en Cartagena de Indias.
Las acciones o
ataques navales a Cartagena de Indias, por su extensión, merecen o exigen
manipular, manejar y utilizar otros documentos…
Otro día será.
¡Feliz año
nuevo a todos! ¡Pacífico y próspero,
para todos, año 2015!