sábado, 8 de junio de 2013

VELAS Y VIENTOS, VIENTOS Y VELAS (XXIV)

Hace un año que yo tuve una ilusión. Hace un año que hoy, precisamente hoy 8 de Junio, se cumple en este día. “Es de Primera, el Celta es de Primera; es de Primera, el Celta es de Primera”. Música, recuerden, de Guantanamera. Y la afición es de ... primerísima. Cuando nadie, repito, nadie, daba un maravedí –moneda española antigua de distintos valores según las épocas, y, algunas veces, imaginaria- el Celta, en un impresionante acelerón en los últimos metros, dejó atrás a tres equipos y se salvó del descenso. Deportivo, Mallorca y Zaragoza van a jugar, no les queda otro remedio, en Segunda la próxima temporada. Coruña, Palma y Zaragoza son ciudades que tienen categoría y afición para tener equipo de Primera; solo hay que tener un poco de paciencia y ponerse a trabajar ya para conseguir el ascenso la próxima temporada.
Sin despreciar, claro, a ninguna ciudad, a ninguna afición, ni a ningún club. Pero la risa, ya se sabe, va por barrios. Unas veces le toca reír a unos y llorar a otros, y otras llorar a unos y reír a otros. El Triunfo y la Derrota, así con mayúscula, ya lo dijo Rudyard Kipling, son dos impostores...
Dejemos el fútbol a un lado y acabemos, en el buen sentido de la palabra, con don Álvaro de Bazán.
Bazán, en contra de la opinión del duque de Alba, había propuesto al rey organizar una expedición contra Inglaterra, que fuese la debida réplica a los ataques británicos contra España y sus colonias y a la ayuda que prestaba Isabel a la rebelión de los Países Bajos. Era buena ocasión aprovechar para tamaña empresa el regreso de las fuerzas victoriosas de la campaña de las Azores. El 26.1.1586 se le ordenó a Bazán, reunir una buena armada, pero con fines defensivos; no obstante, se le decía que informase sobre ello lo que considerase más conveniente. El marqués propuso de nuevo la expedición directa contra Inglaterra, y al fin el rey, con fecha 8 de marzo, le encargó de sus aprestos navales. Los daños que Drake causó en Santo Domingo hicieron al rey torcer las miras de la expedición, ordenando a Bazán que con las fuerzas preparadas se dirigiese contra el famoso corsario. No obstante darle la orden, le decía: “a esto responderéis luego con lo que se os ofreciere, que holgaré de ser informado de quien sé que tan bien entiende”. Bazán asintió, puesto que en nada, en realidad, se oponía esta jornada a la que estaba tan devotamente preparando. Las noticias que se recibieron, antes de estar dispuesta la escuadra para salir, hicieron desistir de la expedición contra Drake, que, por quedarse sin víveres, se dirigió a las Azores, y así siguieron los aprestos de la gran armada contra Inglaterra. La contestación del rey a una misiva de Bazán, fechada aquélla en 7 de febrero, es decir, dos días antes de la muerte de Bazán, puede hacer pensar no ser cierto el que su muerte fuese debida al disgusto que hubiese podido causar al marqués, ya enfermo, una supuesta reconvención del rey que consideraba excesivamente lentos los preparativos para atacar a Inglaterra. No obstante, lo que sí está probado es que los envidiosos habían trabajado en contra de la fama de Bazán; uno de ellos era Álvaro de Leiva, que insinuaba que Bazán, disconforme con el plan adoptado, de que las operaciones terrestres las mandase Alejandro Farnesio, generalísimo de los Países Bajos, y deseoso de conservar la unidad de mando, procuraba dificultar la empresa. Su fallecimiento causó en Lisboa y en la armada un día de profunda pena. Su cadáver fue llevado al Viso, su señorío, a diez leguas de Ciudad Real, quedando depositado en la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción hasta enero de 1643, que fue trasladado al panteón de su familia en el convento de San Francisco de aquella villa.

Como resumen de los servicios del marqués de Santa Cruz se ha dicho que rindió 8 islas, 2 ciudades, 25 villas, 36 castillos fuertes; venció a 8 capitanes generales, a 2 maestres de campo generales y a 60 señores y caballeros principales. Rindió 4573 soldados y marineros franceses, a 780 ingleses, a 6450 portugueses rebeldes en las islas y armadas de Lisboa y Setúbal. Hizo esclavos a 6243 moros y dio libertad a 1654 cautivos cristianos; apresó y tomó 44 galeras reales, 21 galeotas, 27 bergantines, 99 galeones y naos de alto bordo, 7 caramuzales, 3 cárabos moriscos y una galeaza, y tomó en total, en sus campañas, 181 piezas de artillería.