martes, 19 de noviembre de 2013

VELAS Y VIENTOS, VIENTOS Y VELAS (XXXV)

Hoy va de frases marineras. Henchir una vela todo su palo y vergas es llenar u ocupar todo el espacio entre los cuatro penoles de las dos vergas que la sujetan, estando éstas en su lugar correspondiente o izada cada una a reclamar en su respectivo palo. Dar, hacer, marear, largar  vela es el número de las que se llevan largas, lo cual se expresa también con la frase de viar tela. Dar la vela y hacerse a la vela es levarse de cualquier fondeadero y ponerse a navegar, en cuyo caso se dice igualmente ponerse a la vela,y aun significa a veces lo mismo el hacer vela,  como lo denota la frase usual de hacer vela para tal parte. Lo propio se expresa con el verbo marear, dicho así en absoluto, y con los de velejar o velejear, envelar o envelejar. Echar, botar, meter en vela es marear, en su acepción de disponer las velas de modo que tomen viento por su cara de popa, o en el sentido que contribuye a dar impulso al buque para andar. Meter vela es recoger, quitar o aferrar alguna o algunas de ellas, lo cual es muy distinto de meter en vela, citado anteriormente. ¡Andar en buena vela! ¡Llevarlo en buena vela! son voces de mando al timonel para que arribe y lleve la embarcación a bolina desahogada o bien llenas las velas. Llevar la vela sobre el palo se decía de los faluchos y otros barcos latinos cuando cambian de vuelta y siguen la nueva bordada sin cambiar la entena, en cuyo caso ésta y la vela van contra el palo. Aguantar vela es mantener mucha larga en proporción a la fuerza del viento y también resistirla la embarcación misma. Poder o no con la vela es lo mismo que poder o no con el aparejo. Tender velas era, antiguamente, largarlas, marearlas, orientarlas al viento, o lo mismo que dar la vela. Alzar, levantar velas: izarlas y largarlas. Arrizar las velas: disminuir la superficie de una vela tomándole rizos. Fundarse en vela: llevar toda la posible, según las circunstancias. Medir la vela: disponer el aparejo convenientemente para llevar la misma velocidad que el buque o buques con quienes se navega. También se dice medir el andar y medir el aparejo. Andar mucho de la vela: ser muy velero el buque. Señorearse con la vela: navegar el buque desembarazado con ella, sin rendir ni ahogarse a hocicar. Desfogar una vela: arriarle la escota o degollarla, para que, escapando el viento que la impulsa, cese el violento esfuerzo que ejercía, acaso con peligro de zozobrar o de otra avería. Enmarar, regar las velas: regarlas con agua para tupirlas y que así resulten menos porosas. Cantar vela: anunciar la visita de alguna embarcación el vigía de topes o el que la descubre primero, gritando: ¡Vela! Navegar a toda vela: llevar largas cuantas tiene el buque o permite la posición en que navega con vientos manejables. Abatir vela: arriarla; tiene más uso en los botes o pequeñas embarcaciones en que se recogen las velas sin aferrarlas por alto. Quitar, recoger velas: cargar, meter, aferrar alguna o algunas. Antiguamente se expresaba lo mismo diciendo apocar las velas y desenvelejar, y hoy, acortar de vela. Perder las velas: llevarlas el viento. A la vela: modo adverbial que significa hallarse ya navegando o manejándose sólo con las velas, después de haber zarpado las anclas. A vela llena: modo adverbial con que se expresa el navegar a buen viento o de modo que éste llene ventajosamente todas las velas. A toca-vela: otro modo adverbial para indicar todo lo contrario del anterior, o sea, navegar con viento escaso de modo que vayan tocando las velas. ¡En vela! Voz de mando equivalente a la de meter en vela, o bien para prevenir al timonel que arribe o no trinque. Más vale palmo de vela que remo de galera: refrán con que se da a entender la gran ventaja que lleva la vela en los esfuerzos que ejerce impelida del viento, aun sobre los mayores que puedan hacer todos los remos juntos. Cuando la vela bate o azota el palo, ¡malo! Otro refrán que indica lo perjudicial de la calma, en cuyo caso se produce el golpear de las velas contra sus respectivos palos. Cada palo aguante su vela: otro refrán con el que se denota que cada uno debe soportar sus  trabajos o responsabilidades sin pretender cargarlos sobre el próximo.

Otro día hablaremos de las velas de los buques y embarcaciones menores; construcción, características e historia.

VELAS Y VIENTOS, VIENTOS Y VELAS (XXXIV)

Vela es la pieza o conjunto de piezas cosidas de lona o lienzo fuerte, que se sujeta a una entena, palo, pico o estay, según la clase para recibir el viento y poner en marcha un buque o embarcación, así como para hacerlo evolucionar. Tomando la parte por el todo, el  buque mismo provisto de velas. En sentido colectivo o usando del singular por el plural, el velamen o conjunto de velas, total o parcial, que se lleva mareado. Así se dice que “se lleva mucha o poca vela”. La disposición  o situación misma en que la vela ejerce su esfuerzo cuando el viento incide sobre ella en debida forma y de ahí que el modo adverbial muy común  “¡En vela!” con que se manda o marear o no ceñir tanto, es absolutamente equivalente o idéntico al de “¡En viento!”. Un buque sobresaliente en vela es sobresaliente en andar o de buena marcha. Los buques iguales en vela son los de una misma marcha o igualmente veleros. La diferencia de vela es, refiriéndose a un buque, diferencia de andar. Vela de abanico o de concha es la que tiene los paños cortados al sesgo y cosidos de modo que cada uno disminuye  de ancho hacia al puño donde se reúnen todos; se usaba este corte en algunos foques y velas de cuchillo. Vela en saco es la denominación que recibe aquella que tiene unidos todos los paños, pero todavía sin las vainas, refuerzos, relingas, etc. La vela envainada es la que tiene hechas las vainas y se encuentra a punto de coser las relingas. Vela espigada es la latina con el puño alto formando un ángulo muy agudo. La vela de cola de pato es la que tiene en el pujamen una curva hacia fuera. La faldona es la que por defecto de corte resulta demasiado larga. La sobrancera es la que es demasiado larga o ancha. La maestra es la que se largaba en el palo mayor de los buques latinos, y también se daba este nombre en plural a las velas mayores. La menuda es la de cotonía o vitre que sólo se largaba con vientos bonancibles, como ocurría con las alas, rastreras, sobrejuanetes, monterillas, etc. Vela alta es toda vela que quede por encima de otra, o sea con el pujamen por encima del grátil o pena de otra. La baja es toda inferior a las gavias, o sea, la primera a partir de la cubierta, como con en los barcos de cruz, el trinquete, la mayor, la cangreja y el contrafoque.

Velas mayores: en los buques de tres palos, el trinquete, la mayor y la mesana. Las seis principales eran la mayor, trinquete, mesana y las tres gavias. Las cuatro principales eran la mayor, el trinquete, la gavia y el velacho. Las tres principales la mayor, trinquete y mesana. Las dos principales la mayor y el trinquete. En este último caso también se denotaba lo mismo con sólo decir las principales o los papahigos, según se ve en la frase antes común de navegar con o sobre las principales, usada para indicar que se navegaba con los papahígos. Vela tormentosa es la que por su situación u otras circunstancias hace trabajar mucho al buque, al palo, etc. Vela de pocos vientos es el calificativo dado por algunos a la sobremesana y a cualquier vela que por su situación o características no es portable con todos los vientos , o cuyo manejo no ofrezca cuidado en toda ocasión. Vela de agua es la que solía largarse en algunas embarcaciones debajo de la botavara con vientos bonancibles y largos. De fortuna, trinquete cuadro o redondo usado por las embarcaciones latinas al navegar en popa con vientos fuertes y que también se llama treo. La de batículo es la mesana pequeña o especie de cangreja que usaban los faluchos y otras embarcaciones latinas en un palo colocado muy a popa. Vela de capa o capeo y vela de correr es la de tamaño, forma y resistencia necesaria para estos casos. Vela de humo es la vela o encerado, denominado guardahumo, que en ocasiones se colocaba por  la cara de proa del fogón de la chimenea, cuando el buque estaba aproado al viento, a fin de que el humo no fuera hacia popa.

Y por hoy creo que está bien; otro día, más.