martes, 24 de enero de 2012

CARTA AL DIRECTOR 19/01/2012 LA VOZ DE GALICIA


Sr. Director:

El domingo 8 de enero Manuel Campo Vidal, en su Crónica política, citaba al abate Dinouart: “El primer grado de la sabiduría es el silencio. El segundo, hablar poco y moderar el discurso”. Joseph Antoine Toussaint Dinouart, abate del siglo XVIII, nos aconseja, en “El arte de callar”, sobre los pasos a dar para poder escribir y comunicar, digamos, correctamente; nos plantea las leyes o normas sobre lo que se debe escribir y lo que no se debe escribir, de lo que se debe escribir y de lo que es mejor callarse, del momento de hablar y del momento de permanecer en silencio. Tres siglos después, creo, su actualidad sigue vigente. Vamos, que son unas recomendaciones nada desdeñables. Para mí, claro. Y por eso se las recuerdo a todos los que escriben en esta página. Sin segundas ¿eh? Las reglas, resumidas casi telegráficamente, son las siguientes: No escribir si mejor es callarse. Escribir tiene su momento igual que el silencio. El silencio siempre precede al escrito y es el instante de la reflexión. No se puede escribir sin antes estar en silencio. Es igual de malo escribir cuando mejor es callarse que estar en silencio en el momento en que mejor era hablar. Es menos arriesgado callarse que escribir. Escribir es entregarse a los demás, dejar de pertenecerse a sí mismo, desnudar los sentimientos y las intenciones. Antes de expresar algo importante, es mejor estar en silencio dos veces, la de la prudencia y la de la reflexión. Un secreto deja de serlo cuando se escribe. Si se quiere guardar un secreto, lo mejor es callarse. Sobre lo que se ignora, mejor es callarse. El silencio convierte momentáneamente en sensato al necio y capaz al ignorante, pero el silencio prudente y comedido convierte en sabio al que escribe. Más vale escribir poco que abrumar a los demás por una pasión desenfrenada de escribir en demasía. Desconfiar de lo escrito por uno mismo, contemplarse como el lector posible que nos va a condenar.

Yo, particularmente, procuraré seguir los consejos de clérigo francés. Me gustan. Me agradan. ¿Y a vosotros?



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