Hoy vamos a hablar de las aves
marinas en general. Desde el punto de vista ornitológico, la extensísima
porción de la superficie terrestre cubierta por las aguas marinas, aparece como
un biotopo extraordinariamente uniforme, en evidente contraste con la
diversidad de ambientes que ofrecen las islas y continentes. La multitud de
factores que condicionan la existencia de la avifauna terrestre, tales como el
clima la composición del terreno y la vegetación, que combinados dan origen a
los variadísimos hábitats o biotopos terrestres, se reducen en el mar a la
temperatura y a la distancia de la costa.
La temperatura de las aguas
marinas influye directamente en la clase y abundancia de alimentos que en ellas
pueden encontrar las aves y permite diferenciar los mares en glaciales, templados
y cálidos o tropicales, todos ellos caracterizados ornitológicamente por poseer
determinados tipos de aves. Esta influencia de la temperatura sobre la
avifauna, se patentiza por el efecto que las corrientes marinas producen en la
distribución de las especies, introduciéndolas en zonas distintas a aquellas
que les son habituales; así, la corriente fría de Humboldt, que traslada las
aguas del océano Glacial Ártico a lo largo de las costas chilenas y peruanas
hasta el ecuador, permite que dos especies de la familia Spheniscidae o pájaros niño, propios de las zonas antárticas y
subantárticas, aniden en la costa del Pacífico y en latitudes comprendidas entre el trópico de
Capricornio y la línea ecuatorial.
El otro factor señalado como
importante para determinar distintos biotopos en el monótono espacio oceánico
es la menor o mayor distancia de la costa. La influencia del medio terrestre en
relación con las aves marinas actúa, fundamentalmente, en virtud de la distinta
alimentación que las aves pueden hallar en los parajes costeros, del tipo de
terreno que la especie requiere para nidificar y de su potencia de vuelo que la
supedite o no a la tierra firme. Atendiendo a esta criterio de la distancia de
la costa, podemos aplicar para la ornitología las tres grandes zonas que
distingue la hidrobiología marina, esto es, la litoral, la nerítica y la
pelágica, a cada una de las cuales corresponden unos determinados géneros de
aves marinas o relacionadas con el mar.
Esta uniformidad del ambiente
marino, relativamente poco modificada por los factores diversificantes que
hemos indicado, no da lugar a la aparición de un gran número de tipos de aves
adaptados a muy variados medios, como sucede en la avifauna terrestre, y
produce como efecto primordial el de establecer una notabilísima desproporción
entre el número de especies marinas y el de las terrestres.
De acuerdo con la clasificación
de la avifauna mundial establecida en 1951 por Mayr y Amadon, siguiendo un
criterio restrictivo, resulta que de las 8590 especies existentes, tan solo 271
corresponden a grupos cuya evolución haya sido marina, y, aunque este número no
corresponda con exactitud al de las aves cuya biología esté ligada con el agua
salada, permite apreciar la desproporción indicada. Si tenemos en cuenta que las aguas saladas
cubren un 71% de la superficie del globo, mientras que el 29% restante exactitud posible el criterio que adoptamos
para incluirlas en esta categoría. Para calificar a una ave como perteneciente
a la avifauna marina, se pueden tomar como base los datos que proporciona la
filogénesis y aceptar como marinas a las aves cuya evolución se haya efectuado
en dicho medio, o bien, fundándonos en su ecología, considerar marinas a
aquellas cuyo ciclo vital se desarrolla total o parcialmente relacionado con el
agua del mar.
El criterio evolutivo que
utilizan, por ejemplo, James Fisher y R. M. Lockley, reduce el número de aves
marinas al de 267 especies. Éstas son las denominadas “aves marinas primarias”;
si a ellas añadimos las “aves marinas secundarias”, o sea marinas por su
ecología, entre las que se encuentran muchísimas zancudas, limícolas y
anátidas, el número total de aves marinas aumenta notablemente.
Relacionando los elementos que la
filogénesis aporta a nuestro conocimiento de las aves marinas a los resultantes
de las observaciones realizadas en las especies actuales, podemos agrupar entre las aves marinas
secundarias a las aves litorales que, como el ostrero, buscan su alimento en
las playas, mientras que las neríticas o de la costa y muy en particular las
pelágicas u oceánicas corresponden, por el contrario, a órdenes de aves de
evolución marina o marinas primarias.
La configuración de las aves
marinas está directamente relacionada con el ambiente en el cual desenvuelven
su existencia. Por simple razonamiento, podríamos deducir los dos caminos que
han seguido estas aves en su adaptación al medio. Privadas de lugares donde
posarse y situadas ante la amplísima capa líquida y dilatados espacios
oceánicos, en las aves más típicamente marinas se han desarrollado hasta un
grado extremo las facultades natatorias y voladoras. Y dado que la perfecta
adecuación del cuerpo al vuelo y a la natación se contraponen, los distintos
grupos ha tendido hacia una u otra especialidad, que en ciertas especies alcanza
una perfección extraordinaria, aunque abunden las que poseen ambas facultades.(de
vuelo y natación) bien equilibradas.
Del mismo modo que entre las aves
terrestres encontramos casos de tan grande adaptación al suelo –como ocurre con
las aves no aquilladas: avestruces, ñandús, etcétera- que han perdido la
facultad del vuelo, habiéndoseles desarrollado en su grado máxima la de peonar,
entre las marinas tenemos el ejemplo de los pingüinos o pájaros bobos, de
cuerpo grueso y cónico, sin cuello aparente y patas cortas, conformados para la
natación y el buceo, cuyas alas han perdido sus funciones de aparato impulsor
en el aire para convertirse en aletas natatorias y que en tierra firme se
mueven muy torpemente. Un paralelismo similar se da en relación con las aves
esencialmente voladoras: en la avifauna terrestre tenemos con los vencejos una
magnífica muestra de ave dotada para el vuelo: cuerpo fusiforme, alas largas,
estrechas y curvadas, y patas rudimentarias; pues bien, los albatros ofrecen
unas características de forma de cuerpo y alas semejantes a las de los
vencejos, pero con la diferencia de que estas aves marinas son de gran tamaño,
alcanzan una extraordinaria envergadura y utilizan para sus vuelos la mitad
aproximadamente de la superficie total
de la tierra, acercándose a ciertos islotes remotos tan solo en la época
de la cría.
Característica de las aves
marinas es tener los pies palmeados, lo que hace posible la natación –aunque no
siempre el buceo- hasta en las especies
de más vuelo, y, como consecuencia de este contacto con el agua, el plumaje
denso y ligeramente sebáceo que es lo que le impermeabiliza; es curioso anotar,
como excepción a esta regla, el caso del cormorán que, por carecer de esta
grasa, se moja al sumergirse y necesita secarse periódicamente. Adaptadas las
aves marinas al régimen alimenticio piscívoro, el pico acostumbra a ser recto y
fuerte, dilatado en su perfil –como el frailecillo- o fino, en algunos
fumareles insectívoros.
La alimentación de la avifauna
marina es, como hemos dicho, de naturaleza orgánica principalmente, siendo sus
componentes básicos los peces, cefalópodos y plancton. La manera de procurarse
estos productos del mar varía según las especies; numerosas son pescadoras,
buceando hasta gran profundidad para alcanzar los bancos de arenques o de otros
peces; algunas se limitan a picotear la superficie de las aguas o sumergen
parte del cuerpo para obtener los diminutos organismos animales y vegetales que
conocemos por el nombre de plancton; finalmente, las hay que obtienen su
alimento merodeando como verdaderas rapaces marinas.
La nidificación acostumbra a
realizarse en los islotes y acantilados o en la arena de las playas poco
frecuentadas. Por regla general, la puesta es reducida, y estas aves se limitan
a depositar sus huevos en las oquedades de las rocas o entre la arena y los
guijarros del litoral; a esto se debe que sean mucho más anchos de un extremo
que del opuesto, lo que impide que rueden y, asimismo, que la cáscara ofrezca
un colorido abigarrado e irregular que disimula el huevo, confundiéndolo con el
suelo. El anidar formando inmensas colonias también es muy característico de
las aves marinas y, en determinadas especies, su número es extraordinario, como
se observa en las costas de Chile y el Perú, donde los excrementos de la
multitud de cormoranes, guanayes y otras aves que allí se congregan producen el
guano, cuya extracción para ser utilizado como abono constituye una activa
industria y una colosal riqueza natural.
Entre las aves marinas, abundan
las especies migratorias, especialmente en el hemisferio norte, donde muchas de
ellas anidan en las latitudes muy septentrionales e invernan en mares más
templados, llegando hasta el Mediterráneo. Y algunas especies árticas llegan en
sus larguísimos viajes hasta zonas antárticas.
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