Se llama rosa de los vientos
o rosa náutica al círculo dividido en cierto número de
ángulos o partes iguales por radios denominados rumbos o
vientos. Es el círculo representativo del horizonte y se
emplea en las agujas y cartas náuticas; también se
llama, aunque poco corrientemente, rosa de la aguja y rosa
de los rumbos.
A un observador situado en la mar o en
el alto de una atalaya en tierra, dominando el horizonte cuyo centro
ocupa, no le hace falta forzar mucho la imaginación para comprender
claramente por qué ha recibido el nombre de rosa de los vientos la
figura donde gráficamente se representan la distintas direcciones
que, partiendo de él, continúan en prolongación indefinida. Para
este mismo observador no podía buscarse referencia más real que la
que de el viento que le azota, haciéndole percibir sensiblemente sus
efectos; así, según proceda del norte, sur, este u oeste, recibirá
una impresión de frío, calor, humedad, sequía... Tales impresiones
le quedarán profundamente grabadas , luego, aunque el aire
permanezca en reposo; si quiere una ruta, camino o dirección , de un
modo inconsciente lo relacionará con igual trayectoria del viento.
Algo semejante a esto hubo de ocurrirle al hombre, cuando la
circunferencia representativa del horizonte no se dividía como ahora
en grados, encontrando dentro de la naturaleza la solución al
problema después resuelto por la técnica matemática.
Los antiguos conocieron la rosa de los
vientos, mucho antes de que apareciese en los portulanos medievales y
en la cartulina que se unió a la aguja magnética. Según las
regiones, fue diversamente representada, diferenciándose unas de
otras en el número de vientos o rumbos, en las denominaciones
empleadas para distinguirlos y en su expresión gráfica. Fueron los
griegos los que comenzaron usando la rosa de 12 vientos de Timosteno
(siglo III), y entre los latinos se conoció primero la de igual
número de rumbos descrita por Vitrubio (siglo I?), en su obra De
architectura, compuesta de 10 libros donde también trata de
cronometría; otra rosa latina es la de Suetonio (69-141), y más
tarde divulgóse la de 24 rumbos, gracias a las Etimologías
de san Isidoro de Sevilla (560-636), hasta el siglo XI, en que fue de
uso general por el Mediterráneo la italiana de 16 vientos, producto
de la escuela de Amalfi, introduciéndola Raimundo Lulio entren los
navegantes levantinos. En la centuria siguiente, se aumentó al
doble el número de vientos, y así con 32 debía quedar
definitivamente hasta nuestros días, en que continúa amparada por
la tradición. En los barcos de vela, donde no es posible mantener la
proa “al grado”, sigue conservándose la tradicional costumbre de
dividir la rosa en puntos cardinales, cuadrantales o
laterales, octantales o colaterales, cuartas
y fracciones de cuartas. El cuarteo de la rosa, cuartear la rosa, es
enunciar los distintos rumbos y su equivalencia en grados. Dos
ejemplos: Norte cuarta al nordeste (11º,3´) es el primer rumbo y
viento del primer cuadrante, intermedio entre el norte y el
nornordeste. En el Mediterráneo también se dice tramontana
cuarta a griego. Y norte cuarta al noroeste (348º, 8´) es el
primer rumbo y viento del cuarto cuadrante, intermedio entre el norte
y el nornoroeste. En el Mediterráneo también se dice
tramontana cuarta a maestral. ¿No es preciosa toda esta
terminología? ¿Preciosa? Yo diría que hermosa, bella, linda,
bonita, atractiva, encantadora, primorosa, exquisita, delicada,
sugestiva... Y como estamos en estas fechas: ¡Feliz Navidad!
¡Felices Pascuas a todos! Gente de mar y de tierra adentro...
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