El escritor y filósofo español don
Miguel de Unamuno dijo una vez, allá por 1931, que su vida era
“humilde, rutinaria, pacífica”. Si la existencia del bilbotarra
era así, como él aseguraba -no tengo por qué dudar de la palabra
de don Miguel- yo podría decir que se parecía a la mía como una
gota de agua a otra gota de agua. ¡Qué casualidad! (Ya estoy oyendo
las diatribas, las críticas y las sátiras. Me llamarán
pretencioso, engreído y petulante; quizás también ostentoso y
aparatoso). Claro que yo nunca escribí “Del sentimiento trágico
de la vida” ni “La agonía del cristianismo”; ni “La tía
Tula” ni “San Manuel Bueno, mártir.” Sí tenía, yo, cierta
vocación literaria pero Minerva nunca escuchó mis ruegos... ¡Qué
le vamos a hacer! Ya que con el cálamo no tenía futuro me refugié
en la náutica. Soy, como Rafael Alberti, un marinero en tierra:
“¡Oh, mi voz condecorada / con la insignia marinera: / en el
corazón un ancla / y sobre el ancla una estrella / y sobre la
estrella el viento / y sobre el viento la vela!”
La vela... El mar... la mar... Más
vale palmo de vela que remo de galera. Refrán con que se da a
entender la gran ventaja que lleva la vela en los esfuerzos que
ejerce impelida del viento, aun sobre los mayores que puedan hacer
todos los remos juntos. En mis numerosas singladuras como grumete
imaginario, ficticio, quimérico, fui aprendiendo a distinguir las
distintas velas de una fragata que es –quizás- el velero más
emblemático. Los foques: petifoque, foque. fofoque y contrafoque que
van sobre el bauprés –palo grueso que sale de la proa en mayor o
menor ángulo respecto al horizonte- y las velas del trinquete, mayor
y mesana. En el palo de proa, el trinquete, si empezamos por lo más
alto, van el sobrejuanete, el juanete alto, el juanete bajo, el
velacho alto, el velacho bajo y la trinquete. En el palo del medio,
el mayor, están también el sobrejuanete, el juanete alto y el
juanete bajo; pero a partir de aquí ya no aparecen los velachos sino
la gavia alta, la gavia baja y la mayor. En el palo de popa, no puede
ser otro que el mesana, van el sobreperico, el perico alto, el perico
bajo, la mesana alta, la mesana baja y la mesana. Y la cangreja, que
es la vela trapezoidal con el grátil firme al cangrejo de popa o
pico, la caída de proa en el esnón o palo y el pujamen en la
botavara. Por si alguien se pregunta qué es la botavara quiero decir
que es la percha redonda o de sección rectangular, asegurada por un
extremo al palo respectivo y paralela al pujamen de la vela cangreja,
o Marconi, que sirve para cazar ésta. “Del barco que yo tuviera, /
serías la costurera. / Las jarcias, de seda fina; / de fina holanda,
la vela. / ¿Y el hilo, marinerito? / Un cabello de tus trenzas”. /
Leo lo escrito hasta aquí y quedo
moderadamente satisfecho. Hay bastante fraseología marina y sigo con
mis cuadernos de bitácora. ¿Alguien no sabe qué es la bitácora?
Pues se lo digo yo: La bitácora es el armario o caja de madera o
latón, generalmente de forma cilíndrica o prismática, fija a
cubierta y en la que va montada la aguja náutica mediante suspensión
cardán, a fin de mantenerla horizontal durante los balances y
cabezadas del buque. En su interior y al exterior se colocan imanes y
masas de hierro dulce para compensar los desvíos de la aguja. Y el
cuaderno de bitácora es el libro en el que se anotan los rumbos y
velocidad del buque, régimen de máquina o aparejo largo en los de
vela, estado del tiempo, situaciones por estima y observaciones
astronómicas, así como cuantos acaecimientos de importancia ocurran
en la navegación. Su nombre se debe a la antigua costumbre de
guardarlo en el interior de la bitácora. Está claro ¿no?
Ya hemos hablado algo de las velas;
ahora podríamos empezar a hablar de los vientos. ¿Qué os parece si
comenzamos por el llamado “Régimen General de Vientos en las
costas de la Península Ibérica”? Pues, venga: avante.
En verano, los NE que soplan en el
Cantábrico y canal de la Mancha se convierten en una corriente del N
que, bordeando la costa de Portugal, bajan hasta el saco de Cádiz,
en donde se convierten en ponientes; mientras los N y NE de la
cuenca occidental del Mediterráneo recalan sobre el estrecho de
Gibraltar convertidos en levantes. En invierno sucede un caso
análogo con los vientos del S al W dominantes del Atlántico y los
del S al E del Mediterráneo. En el estrecho de Gibraltar, por lo
tanto, los vientos casi permanentes son levantes y ponientes
los primeros durante los meses de marzo, julio, agosto, septiembre y
diciembre, y los segundos durante el resto del año. En la costa del
norte predominan, en invierno, fuertes temporales del SW y NW.
En la costa noroeste, desde octubre a febrero, dominan los
vientos del SW y NW, que levantan mucha mar; mientras desde el mes de
mayo a septiembre, que es la estación buena de los nortes, los
vientos oscilan del NNW al NNE; siendo muy raros los del SW,
que vienen acompañados de neblinas, que desaparecen al rolar al NW y
N. Durante el verano, en los días muy calurosos, son frecuentes los
contrastes entre los del SE y del SW. En la costa occidental de la
Península predominan, durante los dos tercios del año, los vientos
del N, oscilando entre el NE y NW, y durante los meses de noviembre a
marzo, los del tercer cuadrante. En la costa de Argelia son temibles
los del SW sucios, que rolan hacia el W para fijarse en el NNW, y los
del NW, cuando retroceden al N. De diciembre a enero son frecuentes
los del N y raros los del S, que en julio-agosto y junio-septiembre
se van al SSE y SW como derivados del simún. En el golfo de Valencia
son frecuentes los del NE al SE y del NW al SW, que en la relación
de 75 a 35 soplan desde mayo hasta septiembre. Los del N duran poco,
pues se tiran en seguida al NE, y los del S apenas se conocen, pues
pasan al SW y después al NW. En la costa catalana los vientos del
tercer cuadrante, entre ellos los virazones, que se inclinan del SE
al SW. El levante sopla unos 95 días al año, y el poniente unos
72. Cuando hay temporales fuertes en el saco de Cádiz aparecen los
del SW. En el golfo de León los vientos son variables y casi siempre
duros. En invierno dominan los del NW, que llegan a soplar hasta dos
meses seguidos. En verano dominan los del E y SE con frecuentes
virazones hacia la costa. En las islas Baleares dominan los vientos
de primer cuadrante, principalmente los del N y NE, y durante los
meses de mayo a agosto los del ENE y ESE.
Para saber –y experimentar- todo lo
que acabo de contar ¡cuántos periplos y viajes!, ¡cuántos
recorridos y trayectos! ¡Cuántas tormentas, tempestades, borrascas
y procelas!
1 comentario:
Lo siento, pero el lenguaje marinero y ventoso se me escapa. Un saludo desde mi mejana
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