A pocas operaciones navales dio ocasión la conquista de la
isla Tercera, pese a la importancia de la armada española que en ella
intervino. El 23 de junio salió del estuario del Tajo, destacándose de ella las
galeras, dada su mayor velocidad, con lo que llegaron a la isla de San Miguel
el 3 de julio, once días antes que el resto de la armada. Reunida ésta y
aprovisionada, salió para la Tercera el 19 de julio. La defensa de la isla no
excedía de 9.000 hombres, entre isleños y portugueses, apoyados `por un cuerpo
francés de 3.100 hombres, con 100 pieza de artillería gruesa, procedentes
igualmente de Francia, todo ello al mando del caballero de La Chastre, que
mandaba también una escuadra de 14 navíos armados, de diversos portes. La flota
española llegó ante Agra el 16 de julio aniversario de la acción de San Miguel,
y seguidamente se efectuó el desembarco con pocas bajas y a unas seis millas de
dicha población fueron decisivamente batidos los franceses y los portugueses,
quedando la isla a merced del vencedor. Se capturaron 2.200 franceses, 1.800
portugueses con unas 300 piezas de artillería y la totalidad de la escuadra,
compuesta de 14 navíos como ya se dijo. La isla Fayal fue conquistada días
después.
La Terceira es una isla volcánica de la parte central del
archipiélago portugués de las Azores que tiene 396 kilómetro cuadrados cuya
capital es Angra do Heroísmo. Descubierta después de Santa María y San Miguel
-de aquí su nombre de Terceira-,
también se la llamó isla de Jesucristo.
Álvaro de Bazán, primer marqués de Santa Cruz –amplia y
extensa biografía-, fue capitán general del Mar Océano y de la Gente de Guerra
del reino de Portugal; nació en Granada el 12.12.1526 y murió en Lisboa el
9.2.1588. Pronto pasó a Gibraltar con su
padre, Álvaro Bazán, capitán general de las galeras y naves de la guarda de la costa
de Granada. Aún no tenía nueve años cuando el emperador, por los méritos de su
padre, le nombró ad honorem alcaide del castillo de Gibraltar (real cédula
de 2.3.1525, en que se ordenaba que durante su minoridad sirviese ese puesto su
progenitor, en calidad de teniente). Era Gibraltar una buena aula para la
preparación previa de un general de la mar, ya que, debido al buen astillero,
las naves acudían con frecuencia a efectuar sus reparaciones y las escuadras
invernaban en el puerto no pocas veces, tomándolo como base de
aprovisionamiento.
Álvaro embarcó desde muy joven. “A los nueve años corría por
la cubierta de la capitana de su señor padre haciendo el aprendizaje del
marinero.” Hizo sus primeras armas junto con su padre en las inmediaciones de la
ría de Muros, el 25.7.1542, contra una escuadra de naves francesas que asolaba
aquellas costas, exigiendo tributo y subsidios a las villas gallegas. En aquel
encuentro la capitana española embistió a la francesa con tal furia que la echó
a fondo con todos sus tripulantes; arribó seguidamente sobre otra nave enemiga
y la rindió al punto. Durante las dos horas del combate tuvieron los franceses unos
300 ahogados y más de 3000 muertos. En 1554 se le dio ya el mando de una armada
independiente, cuya misión era la guarda de las costas meridionales de España y de las derrotas de recalada de las flotas de
Indias, no sólo contra los corsarios de las naciones europeas, sino contra los
berberiscos que salían a operar en el océano. Constaba esta escuadra de cuatro
navíos de 200 a 300 toneladas, dos zabras (del árabe záurac), y dos galeazas, propiedad éstas de su padre, sumando las
dotaciones 1200 hombres, entre los de mar y los de guerra. Un gran temporal y
una epidemia en las dotaciones cortó su prime crucero.
Aún hay muchísimos episodios más que contar de la vida de Álvaro
de Bazán pero
procuraré narrarlos
poco a poco. Es decir: gradual o lentamente.
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